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Gloria Drosos

La emoción o la lógica: ¿Qué nos hace ser humanos?


A lo largo de la historia, el ser humano ha buscado comprender qué lo define. ¿Es nuestra capacidad de sentir lo que nos hace únicos, o es la lógica y el pensamiento racional lo que realmente nos distingue? ¿Qué nos define como seres humanos? ¿Nos hará diferentes del resto de los seres vivos nuestra habilidad para razonar y analizar el mundo? ¿O es nuestra esencia realmente capturada por nuestras emociones? ¿Acaso son esas fuerzas invisibles las que nos conectan con los demás? Esta serie de incógnitas ha sido objeto de debate en la filosofía, pero también en la ciencia, la psicología y la neurociencia. 



La emoción como base de la humanidad 


Desde el surgimiento de la humanidad, las emociones han controlado nuestras relaciones con el mundo. Sentimos desde el nacimiento. El llanto de un bebé hambriento, la sonrisa de un niño al reconocer a su madre y el miedo ante lo desconocido son ejemplos de cómo nuestras emociones nos guían en nuestra interacción con la realidad antes de que nuestra lógica se desarrolle. 


Tradicionalmente, se ha considerado que las emociones son una característica esencial de la experiencia humana. Los filósofos existencialistas, como Jean-Paul Sartre, sostienen que las emociones no solo nos conectan con los demás, sino que también son una respuesta a la angustia existencial que surge al enfrentarnos a la libertad y la falta de un propósito fijo. 

En otro orden de ideas, Sartre afirma que las emociones proporcionan un sentido al caos de la existencia; sin embargo, más allá de las consideraciones filosóficas, la neurociencia contemporánea destaca el papel crucial que desempeñan las emociones en nuestra vida diaria, especialmente en la toma de decisiones. 



Emoción y toma de decisiones 


El neurocientífico Antonio Damasio realizó un estudio revolucionario sobre pacientes con daños en las áreas del cerebro responsables de procesar las emociones. A pesar de que sus capacidades cognitivas permanecieron intactas, su habilidad para tomar decisiones se vio significativamente afectada. Damasio llegó a la conclusión de que las emociones son una brújula interna que nos ayuda a valorar las opciones, un concepto que llamó "marcador somático". 


Este descubrimiento contradice la idea tradicional de que las decisiones deben ser exclusivamente racionales. La emoción no se opone a la razón, sino que la complementa. Cuando nos enfrentamos a decisiones complejas, nuestras emociones nos proporcionan una intuición rápida y eficaz, especialmente cuando los datos son insuficientes o las consecuencias son inciertas. 



La capacidad de trascender 


Los humanos también se caracterizan por su capacidad de razonar, abstraer y planificar. La lógica ha sido una herramienta esencial para el desarrollo de la civilización. Desde la filosofía griega con Aristóteles hasta las matemáticas modernas, el pensamiento crítico ha permitido a la humanidad comprender el mundo de manera más profunda. 



Pensamiento crítico y razonamiento 


En su influyente obra “Pensar rápido, pensar despacio”, Daniel Kahneman distingue dos sistemas de pensamiento: el rápido y emocional (Sistema 1) y el lento y deliberado (Sistema 2). El pensamiento rápido y emocional es útil en situaciones inmediatas, pero el pensamiento lógico y reflexivo nos permite analizar problemas complejos, corregir sesgos cognitivos y tomar decisiones más fundamentadas a largo plazo. La capacidad de la lógica radica en su habilidad para equilibrar las inclinaciones emocionales, las cuales pueden llevarnos a tomar decisiones apresuradas. En resumen, la lógica nos permite superar las limitaciones del pensamiento emocional, ofreciendo un enfoque más racional y equilibrado para la toma de decisiones complejas. 



Diálogo entre emoción y razón 


Aunque normalmente se considera que la emoción y la lógica son opuestas, estudios y teorías filosóficas sugieren que ambas son cualidades complementarias. Según la filósofa Martha Nussbaum, las emociones no son irracionales, sino evaluaciones basadas en nuestros valores y creencias, que reflejan profundos juicios morales. 


Por otro lado, Joseph LeDoux ha demostrado en la neurociencia que nuestras emociones responden primero a una amenaza, pero la lógica interviene después para controlarlas y permitir una respuesta más equilibrada. 


La sinfonía de una sabiduría integral 



La complejidad de nuestra humanidad no puede ser comprendida únicamente a través de la emoción o la lógica. La capacidad de fusionar estas dos dimensiones es lo que define al ser humano. Podemos entender que la verdadera sabiduría no proviene de elegir uno sobre el otro, sino de reconocer cómo ambos influyen en nuestras decisiones y acciones, al considerar la vida como un continuo entrelazado de sentimientos y razonamientos. Por lo tanto, el arte de vivir se manifiesta en este delicado equilibrio, donde sentimos profundamente y razonamos claramente, lo que nos permite actuar con autenticidad y ética en un mundo lleno de matices. Pensar rápido no es lo mismo que pensar despacio. 


En conclusión, la esencia de la humanidad radica en la intersección entre emoción y lógica. Ambas dimensiones, lejos de ser opuestas, se complementan y enriquecen nuestra experiencia. La capacidad de sentir nos conecta profundamente con los demás, mientras que el razonamiento nos permite navegar el mundo de manera crítica y reflexiva. Reconocer y equilibrar estas fuerzas es fundamental para actuar con autenticidad y ética en un entorno complejo, convirtiendo nuestra existencia en una sinfonía de sentimientos y pensamientos. 

 

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