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María Paula Monroy

Entrada de Seniors: Our last first day

Son las siete de la mañana, el sol está radiando fuerte y estás entrando en lo que va a ser tu primer día en ”el colegio de las grandes”. Tienes seis años y vas caminando con tu maleta de ruedas, tu falda de diario hasta las rodillas y el peinado hecho por mamá que, sin duda, casi te deja calva. Llegas a tu salón y enseguida buscas el pupitre que tiene tu nombre marcado en cursiva. Ante tus ojos, por alguna razón, todo a tu alrededor se ve gigante. A excepción de tus amigas de kínder, que gritan de emoción porque les tocó estar juntas, sabes que lo que se te viene será pura felicidad. Llegas cansada a tu casa, miras Violetta, cenas y te duermes. ¡Qué buen primer día! 


Te levantas del sueño y son las doce de la noche. Estás en una fiesta del curso, bailando con tus amigas. ¿En qué momento pasó tan rápido el tiempo? No tienes ni idea, pero sigues bailando cuando, de repente, una de tus amigas dice: "No puedo creer que ahorita es nuestra entrada". Dejas de bailar, se te paraliza el cuerpo y ahí te das cuenta de que ya no tienes seis años, sino diecisiete, y estás próxima a entrar a tu último año de colegio. En tu cabeza, solo estás tratando de procesar cómo puede ser que en unas horas seas oficialmente Senior, si tú en tu mente sigues viendo el colegio rojo. No sabes si reír o llorar; por fin estás en donde más deseaste estar durante tanto tiempo. Ver cómo las seniors se bajaban de la chiva corriendo para que el colegio las recibiera con aplausos en la calle de honor, era un sueño que veías muy lejos, hasta que abres los ojos y ya estás cambiándote para ir a la bahía a que esa misma chiva te recoja. 


Dentro de la chiva, hay una mezcla de emociones encontradas: algunos gritan de felicidad, otros saltan al ritmo de la música, unos pocos siguen intentando asimilar la situación y muchos lloran desconsoladamente. El recorrido es espectacular, estás más eufórica que nunca y solo tienes ganas de gritar por todas las calles de Cartagena que, a pesar de tantos talleres fallidos de cande, por fin ya eres Senior. La chiva entra al GCI y, al verte por primera vez en esa posición que siempre veías desde la perspectiva de estudiante promedio, pero ahora, siendo tú la protagonista, simplemente es un sentimiento indescriptible que solo quienes han pasado por ahí entenderán… 

El último primer día es un recuerdo que siempre será atesorado y recordado con mucho cariño. Uno piensa que no, pero ese día se pasa volando, aunque la emoción se vive y se siente cada segundo. Sigo sin creer que ya inició la cuenta regresiva de nuestra estancia en el GCI. 

  


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