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Julieta Botero

Diez años de soledad: Homenaje a Gabriel García Marquez

Fue en 1982 cuando el mundo conoció a Gabriel García Márquez, un escritor colombiano que, si bien ya era un personaje en el mundo de las letras, se convirtió en una figura universal tras recibir el Premio Nobel de Literatura. 


Nacido en Aracataca (Magdalena) en 1927, García Márquez supo crear un mundo imaginario tan real como mágico. Antes de ser escritor, fue periodista, oficio en el que se destacó por sus relatos únicos de hechos noticiosos, muchas veces difuminando la línea entre la realidad y la fantasía. Ejerciendo este oficio, trabajó en los periódicos “El Universal”, “El Heraldo” y “El Espectador”. 


En 1955 publicó su primera obra, una novela llamada “La Hojarasca”, y tras haber vivido en Cartagena, Zipaquirá y Barranquilla, ya hecho escritor, se trasladó a Europa, donde escribió novelas como “El coronel no tiene quien le escriba” y “La mala hora”, hoy reconocidas, pero que en su momento pasaron inadvertidas. Sin fama y sin dinero, regresó a América Latina, pero no a Colombia, ya que en nuestro país siempre estuvo envuelto en polémicas por sus ideas políticas contrarias a las élites gobernantes y de alguna forma era perseguido. Vivió entonces en Venezuela, Cuba y México, trabajando en publicidad y escribiendo guiones para cine, al mismo tiempo que elaboraba su gran novela: “Cien años de soledad”, publicada en 1967. Contrario a sus anteriores obras, esta fue un éxito inmediato y le trajo reconocimiento como escritor, lo que le permitió escribir otras obras hoy famosas como “Relato de un náufrago”, “El otoño del patriarca” y “Crónica de una muerte anunciada”, obra que para muchos fue el verdadero trampolín hacia el Nobel. 

  

La grandeza de García Márquez radica en su habilidad para contar historias cotidianas y familiares de cualquier pueblo del Caribe colombiano, muchas veces relatadas en voz baja e incluso a modo de chisme, y convertirlas en obras maestras a través de una narración extraordinaria en un contexto de normalidad. Las cosas más simples, como la llegada del hielo a un pueblo, en la pluma de García Márquez se convertían en acontecimientos insólitos. A este estilo se le llamó “realismo mágico”. 

  

La importancia de García Márquez va más allá del mundo de la literatura. En primer lugar, desde que ganó el Premio Nobel, Colombia y su realidad comenzaron a ser reconocidas más allá de la fama del narcotráfico. Hizo importantes aportes para promover el arte, el cine y el periodismo en nuestro país. Trabajó por los derechos humanos y fue un crítico importante de la política nacional. 


Este año, al conmemorar diez años de su fallecimiento, podemos decir que nuestra literatura vive sus diez años de soledad. 

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