¿Cuánto cuesta el amor?

Cada año, el día de San Valentín nos bombardea con imágenes de amor, afecto y romance. Pero detrás de los corazones rojos y las cajas de chocolates hay una paradoja interesante: el impacto del capitalismo en esta festividad supuestamente romántica. Nos deslumbramos viendo las joyas, arreglos de flores, carros y viajes que se vuelven los protagonistas de las relaciones amorosas, completamente desenfocados de la celebración.

En algún punto de nuestra historia humana los mechones de pelo y las cartas escritas con tinta y pluma se consideraban la más pura expresión de amor y aprecio romántico, ya que esto se consideraba como darle una parte de ti a un ser amado. Hoy en día el capitalismo, con su enfoque en el consumo y la maximización del beneficio, ha transformado San Valentín en una oportunidad para las empresas de vender productos y servicios, convirtiendo el amor en una mercancía. ¿Qué ocurrió con el esfuerzo y la genuinidad de la fecha? 

El capitalismo ha distorsionado el propósito de San Valentín y lo ha convertido en una competencia de quién puede gastar más. Esto nos deriva a una destrucción cada vez mayor del romanticismo, distorsionando poco a poco el amor tradicional y destruyendo nuestro planeta con la cultura de individualismo y consumismo de la fecha. 

El verdadero precio del amor es el sacrificio, el esfuerzo, el respeto y el aprendizaje que se obtiene al amar a alguien. El amor es humilde e inocente y el romance es genuino y la forma más pura del ser humano. No nos permitamos creer que el amor trae una etiqueta o se viste de cadenas de oro. Aprendamos a disfrutar de esta festividad con detalles llenos de esfuerzo y maneras mudas de decir “Te amo”.